¡Dale la vuelta, AHORA Y YA!

Artematopeya Blog & News es una sección de nuestro social media hub en la que no sólo tienen cabida reports sobre nuestros cursos y talleres y las fotos de nuestros alumnos. También incluimos, y sobre todo verbalizamos, nuestra visión, a veces tachada de ácida e incluso impúdica aunque siempre nace de la voluntad de expresarnos con honestidad y con coherencia con nuestros valores, sobre herramientas y recursos con artematopeya de nacimiento, sobre lenguaje, sobre ingeniería social (aka. manipulación y propaganda) y  sobre propuestas en el mundo del arte, de la cultura, de la sociedad y del mundo entero, entre otras cosas. No pretendemos expresarnos con corrección para que nadie nos diga lo bien que dominamos el lenguaje, a pesar de que lo hagamos, ni para que los que nos lean asientan con la cabeza y una media sonrisa cuando leen nuestros artículos en señal de aprobación por haber sido políticamente correctos. No.

Básicamente, nuestra visión pivota sobre una sencilla frase. NO ESPERES A QUE SUCEDA: HAZ QUE OCURRA.

Lamentablemente para muchos, nuestro compromiso con esta motivación que nos propulsa implica cosas como que, la mayoría de las veces, lo que decimos puede no ser agradable de escuchar pero es necesario que sea dicho. Y en voz alta.

Lo siento. Es lo que hay. Ya sabes. Si no te gusta lo que vas a leer ahora puedes elegir no continuar leyendo esta página.

Te propongo un sencillo ejercicio. Mira qué hora marca tu reloj en este preciso momento y, frente a un espejo o a un cristal bien limpio que pueda reflejar tu imagen, dí en voz alta:

Mi nombre es NOMBRE y APELLIDO. Soy un ser humano. Me siento digno de respeto, relacionarme con otras personas incrementa mi bienestar y me gusta ser feliz. Tengo derecho a disfrutar de una vida plena de sensaciones agradables y a que mi calidad de vida sea sana y completa.

Ahora, cierra los ojos, realiza una par de respiraciones lentas y profundas e imagínate a ti mismo, dentro de 365 días, en la siguiente situación, haciendo que tus imágenes mentales sean vivas e intensas y que estén en movimiento cuando las imagines:

Por una circunstancia externa a tu propia vida, como puede ser la situación económica del empresario que te contrata, has perdido tu trabajo. Comienzas a consumir tus ahorros en pagos de los que antes apenas eras consciente mientras los medios de comunicación y los portavoces políticos no dejan de volcarte mensajes tóxicos y emocionalmente destructivos sobre una situación que no tiene nada que ver contigo (el circuito bolsa-inversión-banca) mientras te intentan convencer de que, de esto (¿esto?), tenemos que salir entre todos y por eso está justificado que tú te hagas cargo de una parte de unos gastos para cubrir la carencia de unos recursos económicos de los que tú nunca te has beneficiado antes. Pero eso da igual. No te queda más remedios. Comienza a mermar tu capacidad de responder a tus obligaciones económicas. No tienes éxito a la hora de encontrar un nuevo empleo. Tu cabeza empieza a hacerse preguntas para las que no encuentras respuesta. Tus emociones empiezan a descontrolarse. Tu carácter empieza a retraerse. El miedo inducido y la presión del medio va adquiriendo peso sobre tu espalda. Ya no puedes relacionarte como antes porque tienes mucho de lo que preocuparte y, además, cada vez te apetece menos. Tus amigos, que al principio trataban de entenderte, terminan por hartarse de tu aura tóxica y contagiosa, y no sólo empiezan a verte como un bicho raro sino que, además, cominezan a romperse los lazos emocionales. Cada vez hay menos personas a tu alrededor hasta que, eventualmente, se han ido todas y no queda ninguna. Y, un día, llaman a tu puerta. Son las fuerzas del orden público que vienen a expulsarte de una vivienda cuya letra has dejado de pagar hace unos meses. Tienes unos minutos para empaquetar todo lo que puedas cargar y sales a la calle. Has sido desprovisto de todo lo que tenías por un sistema en el que has peleado duro por mantenerte. Y comienza tu vida en la calle con unos cuantos bultos y un rostro que refleja tristeza, frustración, miedo y súplica. Continúas preguntándote como es posible que te haya ocurrido a ti, después de tantos estudios, tantas horas de trabajo, tanto esfuerzo y tanto respeto por los mecanismos del sistema. Y empiezas a vivir en un mundo paralelo del que nunca habías tenido noción: un mundo de silencio, de indiferencia, de ayuno, de frío y de falta de dirección. No hay ni destino ni objetivo. Estás sólo y tu mundo se limita a ti mismo.

Ahora, abre los ojos y, desde esa misma sensación, repite de nuevo la frase anterior:

Mi nombre es NOMBRE y APELLIDO. Soy un ser humano. Me siento digno de respeto, relacionarme con otras personas incrementa mi bienestar y me gusta ser feliz. Tengo derecho a disfrutar de una vida plena de sensaciones agradables y a que mi calidad de vida sea sana y completa.

¿Te ha resultado chocante la sensación de que el sentido de la misma frase es emocionalmente distinto entre la primera vez y esta segunda más reciente?

Lo cierto es que han ocurrido varias cosas. Acabas de darte cuenta de que entre la primera y la segunda vez que has leído en voz alta la frase resaltada en negrita hay algo que no ha cambiado. Eres la misma persona, con los mismos nombres y apellidos, con los mismos valores y con las mismas aspiraciones. Eres la misma persona. Tu esencia es la misma. Lo único que ha cambiado es tu estado, la configuración de tu realidad, tu circunstancia personal. Tengas o no tengas trabajo, tengas o no tengas dinero, tengas o no tengas una vivienda en propiedad… eres el mismo ser humano, eres digno del mismo respeto, tienes el mismo derecho a disfrutar de una vida plena.

¿Eres consciente de haber vuelto la cara o de haber hecho algún comentario despectivo cuando alguna persona de aspecto abandonado o de expresión ausente se te ha acercado en la calle para pedir tu ayuda?

Acabas de darte cuenta, además, de que, cuando el signo de los estímulos que recibes de tu entorno -mensajes, información, lenguaje- es degradante y tóxico para tu salud emocional, tu respuesta refleja la polaridad de ese signo. Después de un párrafo repleto de contenidos relacionados con la angustia, la pobreza, el miedo, la indiferencia… tu cuerpo ha reaccionado configurándose automáticamente en estado miedo. Te has visto por un instante al final de ese proceso y has sentido miedo hasta el punto de evitar pensar en ello. Bien. pues esto es lo que ocurre a diario con la comunicación sistémica, con los llamados medios de comunicación y con los mensajes políticos y empresariales. Están diseñados para que sientas, precisamente, eso. Miedo. Aunque te resulte difícil de creer que políticos, empresarios, banqueros y otras criaturas semejantes sean capaces de llegar a un nivel de inteligencia suficiente como para saber manipular a otros, después de haber demostrado repetidamente su incapacidad para hacer algo bien, lo cierto es que en las artes de mentir, manipular, avariciar, estafar y despreciar son auténticos maestros.

Algún día volveremos a escribir sobre el lenguaje político, con ejemplos, para que te des cuentas de que la propaganda, la manipulación y la ingeniería social existe. A diario y en tu cara.

El ejercicio concluye con la invitación a que, de ahora en adelante, cuando te cruces con una persona cuyo estado haya sido alterado y no coincida con tu modelo social, recuerdes que esa persona es digna del mismo respeto, de la misma consideración y de la misma sonrisa que tú y que te conduzcas, sencillamente, como lo que eres: un ser humano junto a otro. En el día a día, esta actitud se conoce como solidaridad aunque no se trata, ni más ni menos, que de ejercer tu humanidad. De ser (verbo) humano. De poner en valor todo lo que hace de ti un ser (sustantivo) humano.

Hoy, 8 de junio, es el día cero de la campaña masiva Somos – DALE LA VUELTA. Me repugna comprobar, en el panel de colaboradores, la presencia de engendros como Micropolix, ese parque temático infantil ubicado en San Sebastián de los Reyes (Madrid) disfrazado de inocente diversión pero cuya misión real es la de crear pequeños monstruitos consumistas en los que puedan implantar las marcas que patrocinan todas sus instalaciones desde bien pequeños. O de algunos medios que, hipócritamente, continúan silenciando a diario muchas realidades que podrían ayudar a erradicar y que, casualmente, coinciden con aquellas que ahora vienen a apoyar porque el patrocinio de acciones sociales es una eficaz táctica reputacional dentro del plan de marketing. Pero, a pesar de ellos y de otros cuantos, DALE LA VUELTA o cualquier otra acción similar es una inciativa pertinente, necesaria y urgente. La deshumanización a la que nos ha llevado este repugnante sistema consumista que tantos siglos nos ha costado construir es ya insostenible. Es de recibo devolverle el mundo a las personas y redimensionar y redefinir las estructuras que sustentan todos esos modelos sociales que han demostrado nuestro fracaso como seres inteligentes. Y, sobre todo, es de recibo posicionarse, aunque sólo sea con el gesto de llevar una prenda de ropa del revés y que el gesto sea, además, visible.

Lo importante es que empieces a actuar ya y ahora. Lo esencial es tu compromiso. Con tu decisión de que, a partir de ahora, vas a empezar a aportar valor para contribuir a una reconstrucción social centrada en las personas y no en los valores del consumo, la economía y la competencia que sólo fomentan la desigualdad. Si haces una exploración en las cercanías de tu entorno, estoy seguro de que encontrarás un proyecto o una iniciativa a la que puedes prestar tu tiempo y tu conocimiento. Empieza desde ahí. La solidaridad oficialista realiza una importante labor, pero suele ser tan opaca y estar tan burocratizada que resulta prácticamente imposible integrarse si no es de forma testimonial o meramente superficial. La prueba la tienes en la propia Asociación Española de Fundraising, promotora de la campaña Dale la vuelta, que no acepta en su perfil de Facebook aportaciones no moderadas y uno de cuyo objetivos, en realidad, no es más que solicitarle al gobierno el un incremento en las desgravaciones fiscales por donaciones para poder seguir justificando sus chiringuitos. Dinero. Sólo dinero. Puag.

Seguro que encuentras centros de apoyo, comedores sociales o unidades de rehabilitación o espacios de formación en los que estarán encantados de poder contar con tus manos, con tu actitud y con tu cabeza.

Y lo mejor de todo: adóptalo como un objetivo propulsor. Participa en un proyecto más grande que el de tu propia vida.

Dale la vuelta a tu vida y estarás dándole la vuelta a la vida de todos. Eso también es tener artematopeya.

Deja un comentario